lunes, 27 de junio de 2011

Cuando fui a Praga...


Douglas.

Todo empezó con una llamada. Es increíble como un acontecimiento tan cotidiano como una llamada puede desencadenar toda una red de sucesos, como estos son productos de otros pues uno arrastra el ayer.

Felix tuvo la feliz idea de desearme buen viaje y así tuve que percatarme que solo faltaban 20 minutos para tomar mi "mitfahr".
Me puse la misma ropa pestilente de ayer, me lavé los dientes (mínimo), metí dos huevadas más en la mochila y salí disparada.

Claro, viernes santo aquí y en Roma significa feriado en el servicio público. En el fondo somos lo mismo, como el broder que está sentado frente a mi y que se parece a mi ex, supongo que con un número limitado de combinaciones genéticas al final fisionómicamente algunos nos terminamos pareciendo.

En fin, no habían tranvías así que agarré la bici, claro, previamente llamé a la buena chica y en un alemán motivado por la necesidad, por tanto bastante decente y rapido, le dije que me esperara. Ella accedió gustosa, benditas alemanas, raras pero amables.

Así que en una carrera loca y con pensamientos obsesivo-compulsivos sobre el contenido de mi equipaje empecé el viaje.
Crucé el hermoso Größer Garten sin fijarme en nada, solo con una enfermiza fijación en mis actividades beodas de la tarde de ayer, así, en menos de 10 minutos atravesé los 2 km2 del parque.

Tuve que pasar primero por el banco, el tiempo se agotaba. Respiré aliviada porque tenía la billetera. Con plata todo se soluciona. Si me olvidaba mi piyama me podría comprar otra, el cepillo de dientes también, pero en mi experiencia viajando aprendí a empacar totalmente borracha y con esposas en las muñecas.
En todo el proceso me di cuenta que tenía una sed de beduino y que por supuesto no tendría tiempo de esas gollerías de comprar agua.

Así que dejando la bici de San Gregorio apropiadamente encadenada y con las respectivas recomendaciones del caso (las bicis se tienen que aprender a cuidar solas) fui al encuentro de mi mitfahr.
En eso me provocó orinar, ay universo, tu si que eres bueno, tenía los 70 centavos para entrar al baño y ni siquiera se me ocurrió ponerme a beber agua como perrito del inodoro o el caño así que con la boca pastosa y los labios blancos encontré el gran carrote que me lleva a la ciudad apasionada.

domingo, 26 de junio de 2011

las ganancias de allá vs. las pérdidas irreparables de acá



" Y como semillas que sueñan bajo la nieve, así vuestro corazón sueña con la primavera"
-Gibrán Jalil Gibrán

Punto para la parca. Acá solo quedamos al principio sorprendidos, mudos, seguido por un angustiante llanto. Es la derrota luego de intentar retener a nuestro amado que quiere fundirse con el sol y desnudarse al viento.

Después de sentarnos a contemplar la partida y la bienvenida jubilosa que le da a nuestro amado la luz, a veces un poco difuso para nosotros que aún quedamos en el río esperando nuestro turno para ir hacia el mar.
Lo que pasa es que nos angustiamos y lloramos amado Coli porque la espera era más hermosa, divertida y completa contigo.
Pero sí, me pareció escucharte cuando salías, me pareció que me señalabas a los que quedaban y los vi claramente y también me di cuenta de lo fuertes que nos hacías. Me pareció que ahora nos queríamos más que nunca.

Ve y transfórmate, sé lo que siempre quisiste ser y encuéntrate con quien deseas, pero si puedes y si así funciona mantente atento a nuestra mirada, que a veces se va a elevar buscándote.