jueves, 31 de julio de 2008
cerros
Parecen gigantes sin corazón. Como ese gigante cuyo corazón estaba escondido en el huevo de un pato, el que se petrificó cuando ese ser humano aplastó el huevo escondido en su corazón.
Así lo veo: sus siluetas dibujadas en el ocaso frío de, la que se vislumbra, una noche despejada.
Me gusta verlos, con sus conos de derrubio como brazos y picos como pechos impávidos e indiferentes. Porque la vida del ser humano para ellos ocurre como una tarde de garúa, aquella garúa que no los hace cambiar un ápice. En cambio cuando ellos despiertan, cuando deciden moverse, nos condenan.
Me gustan especialmente cuando paren estrellas. A veces parece como si surgieran de un bostezo o una exhalación. Un bostezo cuando la noche cae y el sol deja de azotar sobre sus inmensos pechos.
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2 comentarios:
ahhh que lindo amiga..."los cerros paren estrellas como por un bostezo", me he trasladado a varias noches en la sierra hiper estrelladas. Mostro tu blog, sobretodo el post sobre la colegiala porno jiji Un beso del tamaño del cielo
Es cierto, no somo casi nada.
Nos olvidamos de lo maravilloso y grandioso que hay fuera de nuestro pequeño universo, y ademas lo llamamos naturaleza muerta. Bueno, tu la hiciste ver viva y despierta.
"... cuando ellos despiertan, cuando deciden moverse, nos condenan", la mejor parte, para mi.
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