miércoles, 11 de agosto de 2010

El verbo


Augustus Platz. Un día soleado

Los alemanes son expresivos.
Siempre los veo besándose debajo de las Betuláceas, en el tren urbano cogidos de la mano, bailándo frenéticos en eventos callejeros, riéndose a carcajadas en los bares, acariciando con pasión a sus parejas en todos los lugares.
Así los veo, objetivamente, sin el prejuicio tonto que los productores judíos de Hollywood nos han hecho creer durante años.

Las formas cambian. El otro día una compañera de la beca conversaba con un alemán acerca de las relaciones, en general. El decía que un alemán buscaba buen sexo, ella que las mujeres puro amor. Que en eso los latinoamericanos les ganaban.
No estoy de acuerdo. La forma es distinta y el fondo también.
El alemán puede ser una bestia en la entrada pero al final se porta bien. Nunca he visto a tantos latinoamericanos como alemanes paseando en cochecitos a sus nenes o llevándolos de compras, recogiéndolos del colegio o acompañándolos a diferentes actividades.
Me parece que en nuestros países existe ese afán primitivo de la competencia y la conquista a como de lugar, de cortejar a la pareja y, en ausencia de colores llamativos o de accesorios glamorosos optan por el cortejo verbal para lo cual las latinas somos sensibles.
Incluso en alemán el verbo define la oración. Sin embargo, en este idioma, el verbo podría ir al final y el final siempre es lo que cuenta.

2 comentarios:

Gonsha dijo...

sechiteLa razon del equivoco es que lo latinos tienen fama de romanticos,enamoradizos,buenos amantes...Los europeos en general tienen fama de frios y practicos...Nada mas alejado de la realidad

mats dijo...

no sabes como me pones al dia,ja ja, mejor q un revista ,muy interesante , buena narrativa ,buenas vibras.