jueves, 18 de febrero de 2010

la pesca

Sí, pescar es una forma de meditación, le contesté en silencio a E. que preguntaba retóricamente a los presentes.

Habían pasado 3 horas desde nuestra incursión a "Carachama" por el pastizal buscando los orígenes de la quebrada que serpentea por todo Puerto Herrera.
Su inicio es insignificante como el ojo de una lombriz para terminar magnífico y poderoso en el río Pozuzo como el cuerpo de una boa.

Resulta que en estas quebraditas hay una gama de peces de pequeño y mediano porte. Algunos como el BUJURQUI, chiquito y de colores hermosos, lleno de detalles, de manchas simétricas y turquesas brillantes coloreando su piel.
También hay HUASACOS, peces largos parecidos a las lisas, llenos de dientes y con algunas escamas coloreadas.

Los BUJURQUIS son pescados, a pesar de tener una carne deliciosa, para atrapar a los "peces gordos": sábalos, bagres.
Luego de que Angel sacara unos cuantos caminamos hasta el gran Carachama.
Fuimos a la playa favorita de Jonás: "de donde ha sacado sus mejores pescados" dice Angel.

La noche es oscura, sólo se pueden percibir siluetas poeianas en la distancia con la banda sonora del silencio. Es buena noche de pesca, pero hay que quedarse quieto y callado.

"La pesca es una forma de meditación", pienso nuevamente. Toca juntar unas hojitas y un par de troncos para sentarse, toca fumar mapacho como shamán sino los moscos te devoran.
El mapacho tiene magia, ahuyenta mosquitos y atrae espíritus, también atrae peces, K fumó dos y atrapó un tremendo huasaco.
Nosotros preferimos fumar tabaco rubio y los peces se comieron nuestras lombrices, el tabaco rubio no atrae nada, solo deja mal aliento.

Hay que tener cuidado porque por los troncos trepan hormigas, entonces uno debe decidir si se mueve mucho para ahuyentarlas o se queda quieto para no ahuyentar a los peces. La pesca es meditación pura.

Angel y K hubieran podido quedarse horas, los dos tienen la meditación y la quietud en los genes: Angel porque su proteína depende de eso y K porque es japonés.
Los japoneses solo cuentan entre sus recursos con peces y terremotos por eso adquieren la calma para hacer de todo, porque la pesca es respirar y aguardar.

Hay que sentir cuando el pez pica y jala, no se debe tirar demasiado del hilo pues la presa suelta rápido. Hay que cansarlo, especialmente si es un pez grande.
Hemingway tenía razón, tienes que establecer una relación entrañable con el pez grande. Si es un sábalo, tienes que dejarlo tener el control, de derecha a izquierda el sábalo te amansa, hasta que se cansa y luego, de un tirón sacarlo del agua. Si es bagre dejarlo comer. El bagre es goloso como un hombre grande y bigotón ansioso por devorar su opípara cena.

Así el pescador es un orador silencioso que deja a sus espectadores con ganas de más, como un amante precavido, como un observador que capta todas las sutilezas del movimiento, como un ser que se entiende con todos los espíritus del universo.

1 comentario:

mats dijo...

si no sabian pescar,e a aqui el detalle resuelto ,q buena p mi libro. Natalia cierras el texto genialmente.no dejes de escribir, chau.